domingo, 4 de mayo de 2014

 Hacía tiempo que no tenía ciertas sensaciones. 
Esa amplia sensación de buscarte en el centro de Madrid, entre el bullicio, tráfico, los luminosos de publicidad y millones de personas. 
Y al final del todo no encontrarte, pero mirar una vez más y verte ahí, cruzando la Puerta del Sol, con tú preciosa sonrisa y tú camiseta del Athletic . Y entonces es en ese momento cuando se activa algo, algo que me dibuja una sonrisa en la cara y me hace ir corriendo, entre la multitud, hacía a ti, y entonces agarrarte por los hombros, hacer que te gires y sonreír. 
También podríamos hablar de esa sensación que me provoca cuando estamos en medio de un parking y te digo: Bailemos nuestro futuro vals ; y entonces tú, haciendo el tonto, te mueves con las piernas tensas y demasiado estiras y dices que es así a causa de que hay que saber llevar el pingüino, y entonces a mi me da por reír, pero es de esa risa que dice bailaría contigo todos los vals de está puta vida. 
También esta esa sensación que me tensa, esa en la que dices que me dejarás en medio de la calle y yo con mi ego afirmo, pero entonces tú tan sólo te dedicas a encender el coche, y sabes que con un simple movimiento de ruedas me tienes tirándome a la puerta, y eso haces, y eso ocurre. Y luego está la peor, la de ver desde otro coche como tú te vas, y te sigo, y te busco entre los demás coches, y cambias de carril, y vuelves, pero entonces llega un momento, que te pierdo de vista, y entonces ya sólo miro el reloj, miro el reloj y calculo lo que te falta para llegar .
Hacía tiempo que no tenía ciertas sensaciones. Quizás porque es la primera vez que las tengo.

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